Hace casi un mes que volví de Italia después de tres meses muy intensos realizando mi voluntariado allí, pero todavía no había sido capaz de expresar en palabras como fue mi experiencia allí. Han sido tres meses demasiado intensos y todavía no era consciente de lo afortunada que he sido de poder vivir esto.
Este voluntariado no sólo me ha servido para añadir una nueva experiencia en mi currículum, gracias a estos tres meses he crecido personalmente y me han aportado nuevos valores. No era la primera vez que vivía fuera de casa, y espero que tampoco haya sido la última, pero si que ha sido una de las más intensas.
Llegar a un país en el que hablan una lengua diferente a la tuya, de la que sólo sabes decir hola, adiós, gracias y no entiendo nada, es un reto, pero ahora puedo decir que supere ese reto y una vez más diré que los niños son los mejores profesores que pueden existir. Si en Irlanda mejore mucho mi inglés gracias a mis niños, en Italia aprendí italiano gracias a los niños del campamento, sin ellos nada habría sido posible. Los niños me demostraron que si quieres nada es imposible, y la barrera del idioma no fue un problema para poder entenderme con ellos. Todavía no se muy bien como eran capaces de entenderme, pero con su paciencia día a día consiguieron que en pocos días hablara italiano. Pero estos niños no sólo me enseñaron italiano, gracias a ellos recordé que con muy poco se puede ser feliz, que no se necesitan grandes cosas para pasarlo bien y que sólo con un poco de imaginación todo es posible. Hacía mucho tiempo que no me daban tantos besos y abrazos sinceros, estos niños me dieron tanto cariño que es imposible no echarles de menos ahora. Muchos de ellos tenían falta de atención y de cariño en sus casas, pero ninguno se quejaba, sólo querían jugar y olvidarse de todo, en definitiva, querían ser felices.

Ahora al releer todo esto me sigue pareciendo un sueño, demasiado bonito para ser cierto, pero así ha sido. Tres meses que valen por 100. Tres meses muy intensos, llenos de emociones y de vivencias inolvidables, rodeada de gente increíble. Gracias y mil veces gracias a todos!
Y a ti, si estás pensando en hacer un SVE, no lo dudes, hazlo!
P.D. Sonríe, no cuesta nada
Hola Cristina. Me ha gustado mucho tu entrada y he de admitir que si antes tenía ligeras dudas sobre si hacer el voluntariado, ahora me las has disipado bien pronto jajaja. Rebosas positividad ante esta experiencia y eso es contagioso.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario!
EliminarLa verdad es que es una experiencia única y se la recomiendo a todo el mundo.
Si tienes dudas acerca de algún aspecto del SVE no dudes en decírmelo.
Un saludo
Yo también quiero hacer el voluntariado, pero no me contestan y desde el domingo llevo esperando una respuesta D:
ResponderEliminarPerdona por haber tardado en responderte!
EliminarA mi hubo algunos que no me respondieron, hay que tener paciencia.
¿Has encontrado ya alguno?
En qué parte de Italia estuviste?
ResponderEliminarHola, estuve en Mantova una ciudad pequeña al norte de Italia. Está entre Milán y Bolonia.
Eliminar