viernes, 31 de mayo de 2013

El principio del fin

La vida son ciclos, y todos los ciclos se acaban, como los sueños, no duran para siempre, siempre te despiertas...mi ciclo acaba aquí, me acabo de despertar...

Ya oigo el traqueteo del tren que viene a buscarme, el mismo tren que hace cinco años me trajo aquí...
el fin se acerca, aunque no quiera.

Aquí acaba mi ciclo, mis cinco años de carrera, mis cinco años en Madrid...toca decir adiós. Odio decir adiós.

¿Qué curioso, no? Hace cinco años, cuando empezó todo, cuando subí a ese tren, deseaba que llegara este momento, el momento de acabar la carrera y ser licenciada, que no periodista, no confundamos (hasta que no ejerza no seré periodista)...y ahora tras cinco años de largas noches de estudio, de aburridas clases, desearía volver a empezar, empezar de cero. Volver a bajar del tren en atocha y coger un taxi en dirección al colegio mayor Miguel Antonio Caro, bendito colegio! benditos colegios mayores!! me lo distéis todo, y sigo sin entender como quieren acabar con vosotros. Vosotros que me hicisteis crecer, madurar, que me habéis visto hacerme adulta, he llorado y he reído, pero sobre todo he vivido, y he vivido con personas maravillosa, muchas de las cuales se que las tendré para siempre...

...el tren cada vez está más cerca, he de hacer las maletas, guardarlo todo en cajas, pero es imposible...tantos recuerdos, tantas vivencias no caben en unas cuantas cajas...es imposible. Me lo llevo en el corazón con la satisfacción de saber que parte de mi, parte de mis recuerdos se quedan en el Caro, y en el Nebrija, en Villa Séneca, y en la facultad, en Galileo y en Romero Robledo, en las calles, se queda en Madrid...mi huella, mi paso se queda aquí, el igual que el paso de todo ello se queda en mi corazón. Es un intercambio, un bonito intercambio.

No tengo duda, han sido mis mejores cinco años de mi vida...brindo por ellos, y por todas las personas que me han acompañado en este viaje, viaje que termina aquí, subiendo nuevamente al tren, con lágrimas en los ojos, como aquella vez, lágrimas de pena, y de alegría, ¿Qué contradicción,no? Lloro, sí, lloro por que me voy, por que esto se acaba, por que ha sido demasiado corto, por que me gustaría volver a vivir una y otra vez estos cinco años, sin pensarlo...pero también lloro de alegría, de satisfacción, de sentirme orgullosa y una privilegiada por haber vivido todo esto, he sido una afortunada, lo sé.

Ya está aquí, ya llega el tren...subo al tren, dejo las maletas, me siento, se cierran las puertas y empieza a andar...ya no hay vuelta atrás. Se acabó.

Sólo me queda la esperanza de que algún día ese tren vuelva a tener una plaza para mi, y vuelva a venir a buscarme...

ADIÓS Madrid


PD. Sonríe, no cuesta nada

miércoles, 15 de mayo de 2013

Cuando la realidad supera la ficción

"A veces ocurre que cuando menos te lo esperas, cuando has dejado de creer en algo, cuando no sabes que ese es el momento, entonces sucede. Así sin más, después de tanto tiempo, cuando a veces te has dado por vencida es ahí cuando ocurre ese algo que todo lo cambia, que hace que tus sueños se hagan realidad" .

Retomo esta frase que ya puse en una de mis primeras entradas, pero es que cada día que pasa creo más en ella. 

Una vez me dijeron que para los sueños se hicieran realidad tenía que soñar muy fuerte y así lo he hecho desde niña. Soñando fuerte, con muchas ganas, para conseguir todos mis sueños, hacerlos realidad. No siempre ha funcionado, pero la mayoría de veces si. 

Ahora, a punto de acabar la carrera, a punto de cerrar un ciclo, de cumplir un sueño, me da pena que se acabe, alargaría este sueño mil años más, pero como todo, tiene que acabar, nada es para siempre. 

Hace unos meses lo veía todo negro, no es que ahora lo vea mucho más claro, pero veo una pequeña luz. Y es que hace tan solo dos meses una llamada lo cambio todo, dio luz a mi oscuridad, y creo que fue por soñar muy muy fuerte durante mucho tiempo. Ahora voy a seguir soñando y creyendo cada vez más en que los sueños se hacen realidad, porque si realmente crees en algo lo puedes conseguir.

PD. Sonríe, no cuesta nada