viernes, 14 de marzo de 2014

Qué no te coma el mundo

Casi sin darme cuenta ya han pasado dos meses desde que empecé una nueva aventura en Irlanda. Por qué sí, parece que mi vida, como la de otras muchas personas, va de aventura en aventura.

Es ahora en estos momentos cuando me doy cuenta de como ha cambiado mi vida, y de como han cambiado mis expectativas...poco queda de aquellos pensamientos, ilusiones y esperanzas que estaban en mi cabeza cuando estaba en el instituto, pero es que la vida, las circunstancias, la crisis y la mala gestión ha hecho que nuestros planes cambien completamente. No nos preguntaron que queríamos, la vida no nos preguntó que queríamos, simplemente toman decisiones por los demás sin pensar en nadie más que en ellos.

Creo que al igual que yo hay muchas personas que cuando se plantearon su futuro, cuando decidieron lo que querían estudiar, no estaba entre sus planes acabar la carrera y tener que emigrar para buscar ya no un futuro mejor, sino directamente un futuro.

Cuando nos preguntaban que queríamos ser de mayor creo que nadie habrían dicho: "Quiero estudiar una carrera y luego irme a trabajar en una cafetería a otro país". Pero mira, así es la vida.

Cuando eres adolescente crees que te vas a comer el mundo, pero según vas creciendo te das cuenta de que es el mundo el que te come a ti, y eso es lo que hay que impedir, que nos coma el mundo, que nos coma la vida. Cada mañana al levantarnos tenemos que levantarnos con la energía para salir ahí fuera y gritarle a todo el mundo que aquí estás tú y que nadie va a poder contigo. Ni la crisis, ni unos políticos que han perdido todo el respeto y la credibilidad con sus decisiones podrán acabar con nosotros. Puede que muchos no hayamos dado el salto que queríamos en nuestras vidas, que no hayamos cumplido nuestras metas, nuestros objetivos...pero eso es todavía. Porque sí, muchos nos hemos tenido que ir pero todo esto en un futuro nos va a servir de mucho. Todo esto sirve para madurar y para ver las cosas con otros ojos.

Todos los principios son duros, y para todos salir de nuestras casas fue duro. Todos los que hemos tenido que irnos de nuestro país por diferentes motivos y con diferentes objetivos, todos hemos estado unidos por los mismos sentimientos. Todos la noche antes hemos sentido ese cosquilleo, esos nervios, esas dudas, ese miedo. Sí, miedo. Miedo a que las cosas no salga como esperabas, nuevamente. Miedo a no amoldarte a tu nuevo "lugar de residencia". Miedo a decir adiós, de despedirte de la familia y amigos. Ese miedo al llegar al aeropuerto o estación de destino, miedo de salir del andén y encontrarte con la realidad, con tu nueva realidad. Pero todos los hicimos. Todos respiramos hondo y salimos, a comernos el mundo, el nuevo mundo.

Porque esto es sólo una experiencia más que añadir, unas páginas más de ese libro que todos empezamos a escribir al nacer.

P.d. Sonríe, no cuesta nada